El balonmano catalán alza la voz: clubes y jugadores estallan contra las instituciones públicas

Las renuncias del Sant Cugat y La Roca en División de Honor Plata Masculina y del OAR Gracia Sabadell en la División de Honor Oro han provocado una serie de reacciones en contra de la Generalitat y los Ayuntamientos

Tras el cierre de la temporada 2024/2025 en el balonmano semiprofesional español, todas las miradas se dirigían hacia una de las Comunidades Autónomas donde más ha proliferado nuestro deporte en los últimos años: Cataluña. La región, referente en cuanto a balonmano se refiere, vivía los prolegómenos de una temporada 2025/2026 que prometía ser histórica, con los ascensos del Sant Cugat y el Mubak La Roca a la División de Honor Plata Masculina, y la promoción del OAR Gràcia Sabadell a la División de Honor Oro Femenina. En teoría, estos equipos se sumarían a otros grandes clubes catalanes ya consolidados en la élite, como el BM Granollers o el FC Barcelona, presentes desde hace varias temporadas en competiciones como la Liga Asobal, la Liga Guerreras Iberdrola o la DH Plata Masculina.

Sin embargo, apenas unos minutos después del mediodía del domingo 18 de mayo, cuando se confirmaron los ascensos de Sant Cugat y La Roca, comenzaron a circular rumores desde las pistas de Córdoba y Bolaños de Calatrava sobre la posibilidad de que estos equipos no pudieran afrontar los cánones federativos exigidos en categorías como la DH Plata Masculina. Esta situación dio paso a un breve período de incertidumbre que duró poco más de dos semanas. Finalmente, el lunes 27 de mayo, alrededor de las seis de la tarde (hora peninsular), el OAR Gràcia Sabadell publicó un comunicado detallando los motivos que llevaron al club a renunciar a la categoría lograda en la pista:

Poco más de 20 horas después, el Mubak La Roca, hasta entonces equipo de DH Plata Masculina, emitió un comunicado muy similar explicando que también se veía obligado a renunciar a su plaza para preservar la estabilidad económica del club. De forma paralela, el Handbol Sant Quirze —estrechamente vinculado al club vallesano— hizo público otro comunicado en el que denunciaba la crítica situación que atraviesa el deporte catalán, señalando los escasos presupuestos destinados al ámbito deportivo y las trabas políticas impuestas por la Consellería de la Generalitat de Catalunya. Estas circunstancias están obligando a muchos clubes de balonmano a renunciar a los derechos conquistados en la pista, truncando el desarrollo de entidades con largos años de trabajo y formación de jugadores.

En el caso del Sant Cugat, su comunicado fue publicado en Instagram, acompañado de una imagen del equipo durante la Fase de Ascenso en Córdoba y un texto que concluía con las siguientes palabras:

«A pesar del enojo e indignación de hoy, volveremos a levantarnos para seguir creciendo como club de entrenamiento, arraigado en valores y comprometido con la gente. El futuro está vivo y lleno de posibilidades, y queremos compartirlo con todos ustedes.»

Handbol Sant Cugat en su cuenta de Instagram @hstcugat

A estos contundentes comunicados emitidos por los clubes catalanes se han sumado miles de declaraciones en medios locales por parte de aficionados y analistas del balonmano. Entre todas ellas, han destacado las polémicas —pero certeras— palabras de Joan Costa, portero y figura clave del ascenso del Sant Cugat. En su cuenta de Instagram (@costele1), compartió una historia con el siguiente texto:

«Quiero comunicar mi opinión sobre la renuncia de mi club @hstcugat a las DHPM y también las renuncias que han tenido que tomar BM La Roca y OAR Gracia Sabadell. Desde la federación, medios y ayuntamientos se llenan la boca hablando del balonmano catalán, siempre en el medallero tanto masculino como femenino en todas las categorías, las selecciones autonómicas batiendo récords de medallas en cada CESA, muchos jugadores en la selección nacional y profesionales por toda Europa, sí, pero… El balonmano (la mayor parte de él) es nuestra realidad: clubes locales con jugadores del municipio/de la zona, sin posibilidades de fichar, a veces sin recursos básicos como un fisio, entrenadores con sueldos prácticamente simbólicos, sin posibilidades de ascender y mucho menos de semiprofesionalizar. Con jugadores comprometidos de la misma manera o MÁS que si tuvieran un contrato. Lo de la falta de ayudas de las administraciones públicas es una realidad, pero no es ninguna sorpresa. Los clubes ya deben contar con esta inexistencia, por desgracia, y cuando después de varios avisos, fases de ascenso y demás, no se pueden excusar en ello. Es nuestra realidad, y si la voluntad por parte de los dirigentes es mantener los proyectos y ascender cuando se da en la pista, se tiene que estar preparado para estas cosas (y repito, más cuando «vienes avisando»). Quitando una isla llamada Barça (dependiente del fútbol, todo sea dicho) y Granollers, el balonmano catalán va mucho más allá. Prácticamente todos los jugadores de los dos grandes proceden de los clubes que de verdad son el motor y el corazón del balonmano catalán. La administración pública tiene que cambiar sus criterios de subvenciones, pero el modelo de gestión de los clubes también, y si más no, intentarlo. Estoy seguro de que tanto mi club como los otros dos en cuestión han movido cielo y tierra para intentar asumir la categoría, pero no ha sido posible. Ni un «pero» a toda la gente que, de forma altruista, se ha desvivido por intentar cumplir un sueño y materializar lo logrado en la pista. Pero todos estos movimientos no deben venir en consecuencia de ascender. Creo que todo este trabajo es algo que debe realizarse de forma constante, y más cuando los equipos han estado de forma continuada cerca de ello, no ha sido flor de un día. Animo a buscar soluciones, ideas, acciones para crecer en calidad, estructura y economía a todos los clubes catalanes, y no culpar o depender de las administraciones públicas porque es una guerra perdida. Todos sabemos que si la pelota no la usas con los pies, «no molas tanto», porque imagínate que algún día dan ese paso adelante (spoiler: NO pasará) y cumplen con las necesidades. En ese escenario seríamos dependientes de ellos, e igual que vienen, se van. A las federaciones, tanto territoriales como nacionales, les da igual quién seas; solo que pagues y no hagas ruido. Los clubes deben crecer de puertas para dentro, y lo que venga de fuera que sea de más. Pero con el modelo actual es muy difícil. Tampoco sé la fórmula, pero hay que hacer algo. Esta realidad no es nueva, y no va a cambiar.»

Joan Costa en su cuenta de Instagram @costele1

Por ahora, lo único claro es que los principales beneficiados de este serio problema que atraviesa el balonmano catalán son el BM Soria y el Contazara Zaragoza, clubes que ocuparán las plazas vacantes y competirán la próxima temporada en la División de Honor Plata Masculina. Además, aún queda por resolverse la incógnita en torno a la plaza del OAR Gràcia en la DH Oro, que, según los criterios adoptados en los últimos años por la Real Federación Española de Balonmano, probablemente recaerá en Zaragoza, concretamente en el Schär Colores Zaragoza, finalista de la última Fase de Ascenso a DH Oro.

Sin duda, resulta lamentable que una comunidad tan histórica en nuestro deporte como Cataluña esté atravesando estos graves problemas, motivados por la falta de recursos destinados al deporte en la comunidad autónoma con mayor presupuesto de España. Desde este medio, seguiremos con atención todo lo relacionado con el balonmano catalán, con la esperanza de que en los próximos años vuelva a contar con representantes en la élite del balonmano nacional.

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